El relato de nuestra historia debería comenzar allá por 1955 cuando mi padre emigra a Venezuela buscando un futuro mejor para su familia y con la ilusión de tener sus propios viñedos y elaborar su vino.
Estando allí él, encarga a mi abuelo para que plante las cepas de la finca del Rajadero, cuyos viñedos hoy en día forman parte de esta aventura. A su regreso seguiría plantando viñas y elaborando artesanalmente el vino que posteriormente vendía en una pequeña venta.
Cuando se retira en el 2014 me hace cargo de los viñedos vendiendo la uva hasta poder construir nuestra propia bodega, elaborando nuestro primer vino en 2019, llamándolo Rajadero por ser éste el nombre de la primera finca de los viñedos de mi padre y en su homenaje.