Una mano pellizcante dibujó hace 12 millones de años su red de valles, que parten desde ese pulmón abrumador que es el Garajonay. En él ahondan las raíces de una de las islas más singulares del archipiélago canario entre laurisilva, cepas rastreras prefiloxéricas, palmas y papas. Un lugar que ha forjado su identidad, su carácter y su historia vinculada a la supervivencia de un territorio escarpado, volcánico y espectacular por su belleza. Es La Gomera.